Arte y Espectáculos

Los 90 años de Luis Felipe Noé: el artista del caos que aprendió a ser joven

"Visión quebrada" es la muestra con instalaciones y pinturas que dejó inaugurada en el Museo MAR. En charla con LA CAPITAL, el artista de 90 años da pistas para entender su obra, define el caos -su gran tema- y cuenta cuál es el secreto de su gran vitalidad.

“Al señor Milei le tengo pánico, pánico de que llegue al gobierno”, dice el artista, desde el otro lado del teléfono. Se lo escucha lúcido, conectado con la realidad y siempre vehemente. Luis Felipe Noé, conocido como Yuyo, es el veterano artista de 90 años que llegó a Mar del Plata para inaugurar “Visión quebrada” en el Museo de Arte Contemporáneo MAR.

Un grupo de instalaciones y una pintura de grandes dimensiones forman parte de esta exposición, con la que el museo celebra sus diez años de trabajo desde que abrió sus puertas en 2013. Algunas de esas instalaciones son de los años 60, otras más actuales y la muestra permanecerá abierta hasta el mes de marzo del año que viene.

Nacido en 1933, Noé es dueño de una obra dominada por la línea y el color. Una verdadera exaltación del color es lo primero que aparece -y lo que enamora- en sus telas.

 


 “Vos estructurás, te estructurás y estructurás la obra como reflejo de tu propia estructuración que hacés frente al caos”


 

A lo largo de su extendido recorrido en el mundo del arte, lo pictórico no fue su única área de trabajo. El periodismo y la escritura fueron y son sus pasiones. Cuando no pinta, escribe; cuando no escribe, pinta. Ahora termina de dar forma a un nuevo libro, “Asumir el caos”, en el que sigue explorando uno de los conceptos que atraviesan su obra -y también su pensamiento-: el tema del caos.

“Yo vengo hablando del caos desde que comencé a pintar y a exponer, sobre todo en mi libro ‘Antiestética’, del año 65 y empecé a exponer en el 59. Ahí formulo ya mi concepto, tengo un capítulo que se llama ‘El caos como estructura’. Ahora acabo de terminar un libro que se lama ‘Asumir el caos’, que tiene como unas 600 páginas, aún no lo publiqué. Es un libro que actualiza mi pensamiento, es decir, yo puedo decir ‘sí, sigo pensando lo mismo’. Pero seguir pensando lo mismo es como caminar sobre el mismo camino y uno no se queda en el mismo lugar, uno va evolucionando y perfeccionando, hay ciertas cosas que decía antes que ya tenemos claro que no son así, por ejemplo, quiero aclarar que yo no confundo caos con desorden”.

 



 

Verborrágico, vital, apasionado, siempre filosófico, el artista charla con LA CAPITAL y explica por qué entiende que caos y desorden son dos cosas distintas. “Generalmente, la idea del caos es un desorden mayúsculo, es el gran desorden, yo no creo para nada en eso. Orden y desorden son categorías estáticas y para mí el caos no tiene nada de estático, es una concepción de algo que está en el escenario del tiempo y está permanentemente ahí. Está constituido por todos nosotros, por la humanidad entera y desde que la humanidad existe. Todo lo que acontece no es como la sorpresa por una tormenta, se viene gestando, si querés hay momentos de tranquilidad y hay momentos de gran confusión, pero son momentos. En el nombre del orden se han engendrado las cosas más espantosas, como el nazismo y el fascismo. Orden y desorden son categorías falsas. El caos es la verdad de la eternidad nuestra”, indica.

-¿Cómo lleva esa idea del caos al arte?

-Es asumirlo. Hay un libro que se llama “El orden que existe detrás del caos”. No, es el caos que existe detrás del aparente orden. El caos es lo que está en pie, es lo viejo, el caos está oculto en el arte. Para mí hay conceptos: el de la unidad de la obra, pero ¿qué es la unidad? Cuando se enseña, por ejemplo, a pintar, hay una materia que es composición. La composición es el idioma y el alma de la obra. Si vos estás simplemente repitiendo fórmulas de ordenamiento, entonces estás repitiendo, no aprendiste el idioma, estás simplemente repitiendo. Hay confusión entre dos palabras, entre el orden y la estructura. Yo creo que sí, la palabra estructura existe, pero la palabra estructura es subjetiva; vos estructurás, te estructurás y estructurás la obra como reflejo de tu propia estructuración que hacés frente al caos. Por eso, en un momento, empecé a hablar de visión quebrada, que era justamente lo opuesto al concepto de unidad. Ensayé instalaciones que salían del espacio y se entrecruzaban pero eran muy difíciles de guardar, de trasladar. Hasta tuve que eliminar muchas de ellas. Tuve una crisis porque había abandonado el plano, después volví a la pintura plana y traté de plantear la misma cosa, pero ya dentro del límite del plano.

-¿Usted pinta el caos, lo representa?

-Yo quiero asumir en mi obra el caos, no es que quiera pintar el caos. Yo hago mi interpretación, mi asunción de algo que está compuesto por elementos distintos y estructuras distintas que se entrecruzan entre sí.

-¿Hay algo que quiera decir en estas instalaciones que muestra en Mar del Plata o eso lo deja en manos de los espectadores?

-El espectador es, ante todo, el que expecta, pareciera que está esperando algo pero esperando qué, es difícil recibir, la recepción. Ahora sí, si entra en el clima de lo que se le presenta, puede redondearlo entre el artista y el espectador. De alguna manera, el espectador hace la obra también.

-¿Cómo hace para mantenerse lúcido, joven, tan vital?

-En todo lo que es físico, yo sé realmente lo que es tener 90 años, pero lo que pasa es que la juventud que puedo tener ante todo es por tener el privilegio de todavía ser lúcido, creo, algunos dirán ‘Qué mal que está Yuyo que se cree que está lúcido’. A pesar de eso, creo que sí, estoy lúcido. Lo que creo es que la juventud es algo que se va aprendiendo con el tiempo. No es una cosa de tener un cuerpo joven, en mi juventud fui un imbécil total y fui aprendiendo un poco a poder ser. En la medida en que uno se va asumiendo a sí mismo y convenciendo y defendiendo a sí mismo, uno parece más joven.

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